viernes, 18 de septiembre de 2009

Mi oasis, mi paz...


En la soledad de mi cuarto te recuerdo como un bálsamo, como un refugio, una contención dulce y acogedora... Como una poción mágica que me hace olvidar todas las cosas que me hacen daño, que me lleva al placer, a la relajación, al delirio, a la alegría y a la entrega... Que me envuelve en un cariño cálido y protector, ese cariño que elijo tener y recibir día a día, y que también intento darte...

Me llevás a sumergirme en un mundo que estimula todos mis sentidos, mi mente y mi alma hasta llegar a emociones tan profundas que movilizan todo mi ser, todo es tan intenso... Tan intenso mi amor... Sos tan intenso, soy tan intensa, somos tan intensos... Gracias por entregarte a mí así, completo, sin restricciones, y por recibirme así, sin prohibiciones, sin límites, sin etiquetarme, sin juzgarme, aceptándome tal cual soy, siempre... Me conmueve tu amor, un amor de tantos siglos todavía vivo, todavía resplandeciente y limpio, sólo con primeras intenciones y espontaneidad para dar, con esa frescura sincera característica de la búsqueda de lo verdadero...

Somos verdes y amarillos, violetas y azules, naranjas y rosados, rojos y dorados... Eso depende del calor, de la vegetación, de los vientos, y... Y del brillo de las sombras, claro...

Hoy empieza la luna nueva... Seguro seremos... Rojos y dorados... Sí... Rojos y dorados...

Gigi


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